La extensa colección nupcial presentada por la diseñadora Elisabeth Barboza le ha permitido explorar multitud de estilos y siluetas.
Así, en la primera parte del desfile encontramos una amplia serie de vestidos en los que las protagonistas son las veladuras de tul con las que Barboza cubre los diseños, crea tirantes donde no los hay o arranca capas salpicadas con pétalos.
Poco a poco las veladuras desaparecen para dejar al descubierto vestidos de silueta campana cortados en tejidos con mucho cuerpo. Las costuras se remarcan con hilos de strass o con puntadas a la vista. Pero, incluso en estos casos, los detalles ornamentales son contenidos y discretos, para dejar que todo el peso lo soporte el patrón, que siempre es sencillo, limpio y despejado.
Esta simplicidad de líneas se va diluyendo para dejar paso a vestidos de inspiración Sissi, con faldas muy voluminosas y armadas que arrancan en la misma cintura.
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